Boxeo: defensa personal y deporte en vías de equidad de género
Gabriela “La Bonita” Sánchez visitó la IBERO Puebla para compartir su experiencia en el cuadrilátero y más allá
Nada se equipara con el vértigo de subirse a un cuadrilátero por primera ocasión. Mirar al oponente a los ojos y, tras el choque de guantes, evocar los instintos de supervivencia y canalizarlos para derrotarle. Con solo tres meses de entrenamiento, Gabriela Sánchez recibió lo mismo que se llevan todas las y los boxeadores primerizos: una paliza.
Nada en la vida es gratuito: hay que luchar por los objetivos. “No se dejen desanimar por nadie”, puntualizó. En su visita a la IBERO Puebla durante la Clínica de Box organizada por la Coordinación de Educación Física y Deportes, Gaby ofreció un breve repaso de lo que ha significado para ella adentrarse en el mundo del deporte de contacto.
“Me hizo sentir segura”
Según el estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras para América Latina y España (2020), 7 de cada 10 niños en México sufren de acoso escolar. Este fue el caso de Gaby, quien sufrió múltiples incidencias verbales y físicas por parte de sus compañeras durante la secundaria y el bachillerato.
Tras una situación de acoso sexual, decidió comenzar su formación en el boxeo como una forma de defenderse de cualquier tipo de agresión. Se trata de un fenómeno que, como relató el maestro de hapkido Guillermo Rodríguez, se manifiesta como respuesta a los tiempos violentos en que vivimos: mujeres y hombres recurren a las artes marciales como protocolo de seguridad y defensa personal.
La Bonita ha participado en tres ciclos olímpicos, haciéndose acreedora de dos medallas de plata y una de bronce, así como varias peleas por campeonatos internacionales.
La motivación de sentirse segura evolucionó a un interés genuino por destacar en el deporte. Tras aquella primera prueba que hizo las veces de novatada, la poblana persistió en los entrenamientos y contiendas de preparación hasta convertirse en una referente en el boxeo nacional.
Como ella misma recuerda, el momento clave de su carrera se presentó al enfrentar a una rival que la superaba en experiencia y potencia física, pero no en mentalidad: “Hija, te golpee una y otra vez y no pude tirarte”, le dijo su contrincante en aquella oportunidad. Perdió esa pelea, pero ganó un elemento crucial en su desarrollo: confianza.
“Nosotras también peleamos”
Tras casi una década de trayectoria, y como la mayoría de sus colegas, Gaby tuvo que anteponerse a un sinfín de prejuicios para abrirse camino en el mundo de los puños. Cuando inició, los comentarios iban en torno a su apariencia física de manera condescendiente (de ahí, quizá, el apodo de “La Bonita”).
Pero nunca se vio a sí misma inferior. Tampoco cupo en su mente la idea de que ser mujer era jugar en desventaja. Por el contrario, siempre tuvo en mente a las compañeras de profesión que han destacado en este deporte. El ejemplo más destacado es el caso de las hermanas Torres, auténticas emblemas del boxeo femenil mexicano.
El pasado 7 de diciembre, la Bonita Sánchez enfrentó a Silvia “Guerrerita” Torres, hermana menor de Ana María “Guerrera” Torres. “Corrí a abrazarla antes del combate”, reconoció Gaby con cierto rubor. En su primera pelea transmitida por televisión nacional, la poblana venció a una de sus ídolos por decisión, pero la verdadera victoria consistió en enfrentarla en primer lugar.
A Gaby Sánchez le tomó casi una década ser considerada para aparecer en la barra televisiva de sábado por la noche. Con exhibiciones como aquella, ha comenzado a contribuir a la dignificación de las peleas de la categoría femenil, mismas que deben dejar de ser vistas como antesala de las “peleas estelares” de las categorías masculinas.
“No solo son ‘ellos’ quienes están en peleas estelares. La gente con miedo es la que te juzga. Luchen para demostrar que pueden hacerlo.”
En 2016, se presentaron 30 mil casos de acoso y probables delitos sexuales contra deportistas de alto rendimiento en México. Además, las estadísticas revelan que el boxeo femenil es un negocio altamente lucrativo, pero que genera pocos beneficios económicos para las protagonistas. Por eso, acciones como la creación de la Unidad de Género y No Discriminación de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) ponen en la agenda la deuda histórica que tiene nuestro país con sus mujeres, jóvenes y niñas deportistas.
Defenderse, no agredir
Tras concluir con la entrevista, la invitada se retiró el bléiser y lo sustituyó por una sudadera de la IBERO Puebla que le fue obsequiada. Al mismo tiempo, la y los formadores de boxeo de nuestra Universidad, así como los entrenadores invitados de la academia Bushido Center y el equipo de la Bonita Sánchez, dieron inicio a la clase muestra que complementó la dinámica.
Al igual que ocurrió con la Clínica de Defensa Personal, la Institución Jesuita lanzó una convocatoria abierta a todo público con la intención de fomentar la formación en artes marciales como una manera de canalizar la energía y aprender a enfrentar la violencia que persiste en las ciudades. Por eso, Gaby destacó que el boxeo es mucho más que un deporte de contacto.
“Cuando practicas box, tus puños se vuelven un arma blanca. Se trata de defenderse, no de agredir.”
Calentamiento en grupo. Después, esparcimiento de quienes cuentan con experiencia boxística para hacer sombras; el resto, concentrados en aprender lo básico. Entre las y los presentes, destacó la presencia de colaboradoras de la IBERO Puebla, así como pequeñas y pequeños estudiantes de la Academia invitada (entre ellos, el hijo de Gaby).
Cinco rondas de ejercicios de golpe, desplazamiento y reflejos. De manera individual, en parejas y en grupo. Poco a poco, la Bonita Sánchez se integró a la dinámica para asesorar y dar consejos a los más avanzados. Luego de una breve demostración de golpes (gancho-gancho-lateral), concluyó la visita de una boxeadora profesional que se reconoce como apasionada de las actividades que desempeña y que sabe que, en la transformación de la presencia femenina en el deporte, queda mucho por hacer.
En el gremio, le dicen la Bonita; en la licenciatura en Diseño Gráfico, Gaby; y en casa, mamá. El pequeño hijo de la boxeadora suele acompañar a su madre a los entrenamientos, siempre que no sea él mismo quien tenga que acudir a sus clases de combate. “Si él así lo quiere, puede dedicarse al box”, reflexionó. Con ferviente gratitud hacia su familia, equipo e inspiraciones deportivas, la poblana se reconoció satisfecha y lista para demostrar sus capacidades la próxima vez que suene la campana.
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Universidad Iberoamericana Puebla