Juntos 19S: La vida después del sismo

El proyecto de rescate integral al que se sumó la IBERO Puebla cerró una etapa con la entrega de cuatro nuevas viviendas y un mercado rehabilitado en comunidades de la Mixteca Poblana.

Ibero Puebla
9 min readSep 19, 2022
Fotos: Luisa Jiménez y Ramón Tecólt.

La Tierra rugió. Un sismo de 7.1 en la escala de Richter azotó la comunidad de Axochiapan (Morelos) en una fecha que ya era sinónimo de terremoto. Un par de horas antes, el país entero activó sus mecanismos de contingencia para ensayar por enésima vez qué hacer cuando el suelo decida moverse de forma súbita. El simulacro se convirtió en preámbulo para el caos de las 13:14 horas: las cifras oficiales en Puebla reportaron 46 muertos, 105 heridos y 32,000 viviendas afectadas, de las cuales 7,125 se redujeron a escombros. Todo en cuestión de segundos.

A cinco años de aquel septiembre telúrico, cientos de familias continúan en búsqueda de una normalidad que les fue arrebatada y a la que se le sumaron los estragos de una pandemia que no termina de irse y las múltiples vulnerabilidades históricas. Tal es el caso de Manuela Velázquez, una mujer de la tercera edad que, como miles, perdió su hogar el 19 de septiembre de 2017.

Manuela Velázquez. Foto: Luisa Jiménez.

Sin papeles de identidad y con una discapacidad psicomotora, Manuela vivía bajo el cuidado de su madre en una casa de adobe que no resistió los embistes tectónicos; solo quedó en pie una antigua puerta color azul. Tras la muerte de la madre, Manuela se mudó con su nuera a unos pasos de su viejo hogar. Rápidamente fue adoptada por sus vecinos en la comunidad de Huejotal, aunque, como coinciden varias voces, es una mujer tan independiente como alegre.

Volver a comenzar

Mientras que Manuela tuvo que arreglárselas para salir de su casa tan pronto como empezó el movimiento trepidatorio, Aurora Berlanga Álvarez apagó cámaras y micrófonos y salió del Laboratorio Audiovisual de la IBERO Puebla con su entrevistado del momento, un hombre de la tercera edad, tomado del brazo. El crujir de los edificios al colisionar entre sí se mezcló con el clamor de una multitud que, en cosa de nada, echó los protocolos por la borda y resguardó su vida como pudo.

“El temblor cimbró a la Universidad”, relata la directora del Centro Intercultural de Reflexión y Acción Social (CIRAS). Tomó un par de horas para que una calma artificial se instalara en los puntos de reunión del campus y las autoridades mandaran a todos a casa. Entre las señales telefónicas caídas y el alarido de las sirenas recorriendo las calles a supervelocidad, muchas personas que comprobaron con alivio que el terremoto fue tan solo un intruso desordenado en sus casas comenzaron a preguntarse: “¿ahora qué?”.

Fotos: Ramón Tecólt.

Al día siguiente, una oleada humanitaria inundó los accesos de la IBERO Puebla. Cientos de integrantes de la Comunidad Universitaria, principalmente estudiantes, prestaron sus servicios en el acopio, gestión y distribución de víveres en las regiones más afectadas. Al mismo tiempo, comenzó el reclutamiento de talento deseoso de colaborar en tareas in situ de mayor complejidad, como el levantamiento de escombros y el apoyo a la recuperación integral de las familias.

La casa de Manuela después del 19S. Foto: Luisa Jiménez.

Santiago Huejotal (Huaquechula, 500 habitantes) y Santo Domingo Ayotlicha (Tlapanalá, 850 habitantes) son dos comunidades de la Mixteca Poblana con las que la IBERO Puebla ha colaborado desde hace 18 años. El vínculo inició con el viaje de un par de académicas y pronto se convirtió en una relación de aprendizaje bilateral y acompañamiento desde las plataformas de voluntariado y servicio social que ofrece la Universidad.

Fue así que se decidió asistir a las comunidades aliadas. Las primeras cuadrillas de la IBERO Puebla coincidieron en la zona de desastre con otras organizaciones como Ayuda en Acción, Oxfam México y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La suma de esfuerzos llevó a la conformación de Juntos 19S, una plataforma mediante la cual nueve instancias captaron financiamiento y esfuerzos humanos para atender a cinco municipios damnificados del estado de Puebla.

Sueña tu casa… y constrúyela

La familia Rojas en el terreno de su próxima casa. Foto: CIRAS IBERO Puebla.

Como relata Mercedes Núñez Cuétara, coordinadora de Desarrollo Comunitario de la IBERO Puebla, el proyecto arrancó a principios de 2018 a través de un plan de acción basado en tres ejes: reconstruir las viviendas, sanar el tejido social y reimpulsar las actividades económicas. Cada una de las organizaciones aliadas se concentró en planes específicos para 14 comunidades de la Mixteca Poblana, lo que permitió intervenir 47 viviendas y cuatro espacios comunitarios fracturados.

Huejotal no está exenta del conflicto. “No fue sencillo elegir a los beneficiados”, reconoce Núñez Cuétara. Para evitar discordias al interior de la comunidad, se establecieron criterios basados en la condición de vulnerabilidad de los aspirantes: la casa debía ser evaluada como pérdida total y las familias debían tener necesidades específicas.

Estudiantes de Arquitectura exponen propuesta de remodelación. Foto: CIRAS IBERO Puebla.

Parte de las valoraciones preliminares fueron coordinadas por equipos interdisciplinarios de estudiantes. Luisa Jiménez Ríos cursaba el quinto semestre de Arquitectura cuando aplicó para el proyecto de reconstrucción. Allí coincidió con Pilar Solana Lavalle y Rosa Gil Mena, arquitecta y psicóloga respectivamente. “Nos dimos a la tarea de entender qué habían perdido las personas, no solo lo físico. […] No era construir en masa, sino reconstruir lo que significa un hogar”, explica Luisa desde su oficina en Mérida.

Marissa y Manuela sueñan su casa. Fotos: Luisa Jiménez.

La Universidad Jesuita se enfocó así en el trabajo con cuatro familias de Huejotal, cada una con su historia particular. Leonardo Cortés y su esposa Alejandra, un matrimonio en sus veintes, tuvieron a la pequeña Itzayán apenas una semana después del terremoto. José Luis Rojas y su familia, cuya madre era la titular del hogar derruido y quien falleció de COVID. La familia de Jaime Rojas, quienes recientemente dejaron la comunidad. Y Manuela Velázquez, cuyo caso fue acompañado por Luisa, Pilar y Rosa.

El trabajo de planeación y construcción inició con una serie de talleres que pusieron en el centro a las familias. Con la capacitación Sueña tu casa, el alumnado voluntario de la IBERO Puebla puso en marcha estrategias de diseño participativo que permitieron a los futuros habitantes materializar un hogar desde cero. En las oficinas de la Casa de Estudios valoran la confianza mutua, la acción colaborativa y la organización autónoma como los factores claves para la articulación de equipos de trabajo.

“Era un proyecto muy complejo. No es como el gobierno: ‘ten tu casa, seis meses, nos vamos’, y es igual a todas las del país. Aquí hubo atención al entorno y a las necesidades de las familias”.

No todas las ideas fueron aceptadas. Algunas iniciativas de construcción ecológica como la instalación de baños secos quedaron descartadas en favor de sistemas tradicionales. Sin embargo, también hubo espacio para el rescate de saberes: se aprovecharon pigmentos propios de la región para pintar fachadas e interiores. Además, las familias se implicaron en la instalación de cimientos y techos. “Las casas tienen su propia personalidad”, resume Mercedes Núñez.

Diseño participativo. Fotos: CIRAS IBERO Puebla.

Junto con el maquetado y diseño de prototipos, los equipos de voluntariado, servicio social y prácticas profesionales brindaron acompañamiento psicoemocional y realizaron actividades integradoras con las familias. La parte académica se sumó con la creación de la Especialidad en Gestión Integral de Riesgo, la cual se abrió al público en Primavera 2020. Un total de 133 integrantes de la Comunidad IBERO Puebla (120 estudiantes y 13 profesores) participaron en las labores llevadas a cabo en los últimos cinco años.

Fotos: CIRAS IBERO Puebla.

Reconstruir comunidades

El despacho de la Presidencia Auxiliar de Ayotlicha se encuentra a un costado del mercadito comunitario, espacio particularmente impactado por el sismo. Del otro lado se ubica el Bachillerato Digital № 32, un plantel educativo con problemas de deserción provocados por la pandemia, la pobreza histórica e, irónicamente, la falta de internet.

Para frenar la erosión de la matrícula, una de las dos profesoras del colegio decidió fundar una banda de marcha como aliciente para el estudiantado. Así nació Sinergia Musical, un grupo que recurre al arte como extensión de la educación en una localidad que se caracteriza por ser expulsora de migrantes hacia Estados Unidos.

Foto: Ramón Tecólt.

La compra de los instrumentos encontró dos vías de financiamiento. Por un lado, el Área Intercultural de Lenguas (AIDEL) de la IBERO Puebla organizó la vendimia Compromiso con Sabor para recaudar fondos a través de la venta de alimentos. Mientras tanto, Ayotlicha reunió más de 23,000 pesos a través de actividades como la recolección de PET, un cine rodante y una kermés.

Los 18 instrumentos, elegidos por representantes del bachillerato, fueron entregados el 8 de enero del 2020. Una pandemia y cientos de ensayos después, el grupo de 20 músicos recibió a la comitiva de la Universidad Jesuita con un popurrí que saltó de la folklórica “De rodillas te pido” de los Alegres de la Sierra al enérgico “Rock ’n’ Roll Part II” de Gary Glitter. La presentación, no obstante, tuvo sus ausencias: el profesor encargado de dirigir a la banda falleció de COVID.

Sinergia Musical en la inauguración del mercadito. Video: Israel González.

De acuerdo con Núñez Cuétara, el ruido (metafórico y literal) provocado por Sinergia Musical contribuyó a la compra de un terreno que será utilizado para expandir las instalaciones del bachillerato. Del mismo modo, y para reforzar el aprendizaje frente a la conectividad raquítica, se impulsó la creación de la Biblioteca Infantil y Juvenil de Santo Domingo Ayotlicha.

A través de una campaña de donación de libros, la IBERO Puebla logró recaudar más de 3,000 títulos en beneficio del Bachillerato Digital, el cual contaba con una población estudiantil de 34 jóvenes a principios de 2020. Al final, se determinó distribuir los libros entre los diferentes grados escolares para su incorporación en los planes de estudio.

Trabajo permanente

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Durante las labores de reconstrucción de espacios públicos, la cooperativa Arte Espuma recibió asistencia por parte de la Comunidad Universitaria en diferentes momentos. Las productoras fueron invitadas al campus para vender sus jabones artesanales en la celebración del Día de San Valentín. Además, un grupo de estudiantes de Psicología brindó acompañamiento psicoafectivo a las cooperativistas.

El mercadito de Ayotlicha es hogar de proyectos comunitarios de producción y venta de bienes y alimentos. Como Arte Espuma, decenas de comerciantes recuperaron un espacio en el que no solo se comercializa, también se convive y se construye identidad colectiva.

El mercadito de Ayotlicha vuelve a la vida. Foto: CIRAS IBERO Puebla.

“Los recibimos con los brazos abiertos. Siempre que quieran venir a este pueblo serán bienvenidos”, expresó doña Mago, vecina de Ayotlicha, durante la reinauguración del mercadito. “El proyecto se levantó desde abajo y ahora vemos los resultados. Vinieron desde el principio a prometernos algo que hoy se cumplió”, complementó uno de los líderes del comité comunitario.

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Domingo, Manuela, Rosa, Pilar, Marissa y Luisa. Foto: Luisa Jiménez.

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A cinco años del desastre, Juntos 19S concluyó con sus labores de reconstrucción. Por su parte, la IBERO Puebla comienza la reestructuración de la presencia estudiantil en Huejotal y Ayotlicha. Según lo aprecian desde ambas partes, las grietas del sismo sirvieron como semillero de nuevas amistades y sociedades colaborativas.

Mercedes Núñez dejó clara la relación horizontal desde el principio: “No vinimos a dar todo. Ustedes también tienen mucho conocimiento”. Involucrar a los beneficiarios en el proceso de recuperación integral permitió resignificar espacios e inmuebles que, sin una atención integral y colaborativa, hubiesen sido absorbidas por la lacra del olvido y la indefensión.

“Cuando el talento es convocante y solidario se vuelve imparable”, concluye Aurora Berlanga, quien se contagió de la alegría de Manuela cuando le abrió el portón azul y la recibió en su nuevo hogar. “Vamos adentro, pues”, invitó la anfitriona.

Manuela y Aurora en la bendición de su nueva casa. Foto: Ramón Tecólt.

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Universidad Iberoamericana Puebla

Reportaje: Roberto Pichardo Ramírez

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La Universidad Iberoamericana es una institución jesuita de educación superior en la ciudad de Puebla.

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